lunes, 18 de febrero de 2013

Cositas de enfermera que nunca entenderás: Primer rotatorio (Cirugía digestiva)

Frase célebre de la semana: 
Non ides durar neste empleo nin quince días. Paciente anónima mientras la aseábamos.

El primer día de prácticas creo que todas las enfermeritas lo recordamos igual. Acojonadas hasta los topes y rezando para que nuestras supervisoras sean majas y nos dejen hacer cositas. Gracias a Within Temptation me ha tocado un buen lugar con muy buena gente donde me paso la mañana trabajando.

Y menudo dolor de pies.

La hora del café es mejor que el maná.

Primer día

En cuanto entré por la puerta me asignaron a una enfermera, super Yoli, capaz de poner cinco heparinas en cinco segundos mientras purga sueros con los pies. Algún día mi lentitud mermará su paciencia. Super Yoli me dio el tensiómetro y me envió a unas habitaciones a tomar tensiones y pulsos.

El manguito manual.

Pero lo entiendo mejor que el digital.

Total, que como no tengo mucha maña en tomarle tensiones a encamados fui haciendo amigüitos. Los pacientes son un amor y rezuman adorabilidad. Todos muy majos y comprensivos conmigo ya que soy la nueva, y no solo eso, sino más torpe que un pato sin piernas.

Hicimos higienes, puse una insulina y cafetito.

Que por cierto, no se toman muy en serio eso de preservar la intimidad del paciente. Llegó un momento en el que éramos 7 PERSONAS aseando a una señora (bueno, cuatro aseaban, el resto miraban). Oímos mi compañera y yo decir a la pobre mujer: Menuda foliada estades montando aquí. Xa podo ir ben limpa. 

Segundo día

Entrar en la unidad corriendo por llegar tarde no mejoró mi imagen para nada.

Plus, las ojeras me llegaban hasta los zuequitos.

Lo primero fue cargar sueros y poner medicación. Heparinas everywhere, aquí lo pasé genial. Los pacientes seguían majos, incluso uno al que le tomé la tensión, al decirle que disculpase mi torpeza, me dijo: Si fueras una vieja, todavía, pero como eres jovencita no pasa nada. 

¡Señores que se parecen a Antonio Alcántara y que me tiran los tejos FTW!

Lo peor fue cuando entré a la habitación de una señora con dos drenajes en el vientre. Estoy en cirugía digestiva. Os imagináis lo que tienen los drenajes, ¿a que sí?

Entré. Di dos pasos. Los retrocedí. Cerré la puerta. Arcada en el pasillo.

Los olores fuertes a las ocho de la mañana no son santo de mi devoción. Justo por eso recordé "El silencio de los corderos" y compré vips vaporub para poner en la nariz. Todo me olerá a eucalipto y será fantástico. Eso sí, después ese frescor que deja en la nariz es muy malrollero, pero todo es mejor que vomitar los cereales.



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